Las 10 originales plazas mayores de Castilla y León
La plaza mayor es la plaza principal de algunas localidades en el urbanismo español e hispanoamericano. Particularmente en algunos países de América, reciben el nombre de plaza de armas. Las plazas de armas se encuentran dentro de los castillos o fuertes de los nobles que poseían un escudo nobiliario, que eran sus armas.
El término «plaza mayor» se prevé explícitamente en una ordenanza de los Reyes Católicos de 1480 como el que debe llevar el lugar de una población con suficiente espacio abierto para celebrar el mercado y en el que debe instalarse la casa consistorial del ayuntamiento
Las 10 mejores plazas mayores de Castilla y León
Plaza de la villa de Arévalo
La plaza de la Villa de Arévalo se caracteriza, por ser un lugar declarado Monumento nacional en el 1931. Está flanqueada por la iglesia de Santa María, la de San Martín y por la Casa de los Sexmos, que es el Museo de Historia. Los colores del ladrillo o la madera imperan en este emplazamiento en la zona antigua del municipio. Es una plaza de arquitectura Castellana.
Además de los edificios anteriormente mencionados, uno de los elementos arquitectónicos protagonistas en esta plaza es una fuente gótica del siglo XV, la fuente de los Cuatro Caños, destacando por alrededor el urbanismo que se empleaba durante el siglo posterior.
Plaza Ducal de Lerma
El palacio Ducal de Lerma es obra del arquitecto Francisco de Mora. Tiene cuatro torres, algo que solo un rey podía lucir en su palacio. Pero el duque de Lerma era un tipo lleno de dobleces y sagacidad y preguntó al rey si podía levantar dos torres en su casa, omitiendo que las dos primeras ya habían sido construidas. El rey contestó que sí y más tarde nadie quiso enmendarle la plana.
El palacio Ducal es hoy parador de turismo y abre a una de las plazas más diáfanas y luminosas de Castilla y León. Está soportada, se extiende por un espacio superior a los siete mil metros cuadrados. Fue escenario de festejos taurinos y corral de comedias.
La Plaza del Grano de León
León tiene su plaza mayor. Está presidida por el Ayuntamiento antiguo y está soportalada por tres de sus cuatro lados. Está además en el Húmedo, que es el barrio más popular de la ciudad, donde abren las tabernas y los negocios de toda la vida. No obstante, la plaza más bella de León no es esta. Es la denominada plaza del Grano, a la que asoma la iglesia de Nuestra Señora del Mercado, conocida también como Santa María del Camino.
La plaza del Grano conserva el empedrado característico de la ciudad medieval y fue lugar de celebración de mercados. Una fuente en su centro evoca la relación de la ciudad con sus dos ríos: el Bernesga y el Torío.
Plaza del Mercado Grande de Ávila
Lo primero que nos encontramos al llegar a la plaza del Mercado Grande son sus dos imponentes infraestructuras arquitectónicas que la cobija. A un lado, la iglesia de San Pedro, declarada Monumento Nacional en 1914 y Patrimonio de la Humanidad en 1985, además de ser Bien de Interés Cultural. Al otro lado, la inconfundible muralla de Ávila, considerada el tesoro de la ciudad. Al sur, aunque de forma más tímida, está la iglesia de la Magdalena, con origen en el siglo XVI.
Su amplitud y estos dos edificios históricos hacen de ella un lugar mágico, donde la historia está presente de forma permanente. Curiosamente, no es lo que conocemos como plaza mayor de la ciudad, sino que esta es, paralelamente, la que se denomina plaza del Mercado Chico. El Mercado Grande siempre fue el sitio escogido para las transacciones mercantiles, donde el bullicio de una ciudad viva destacaba sobre el resto de rincones de la urbe.
Plaza Mayor de Astorga
Una plaza con más de 2.000 años de historia. La plaza Mayor de Astorga está ubicada sobre una parte del antiguo foro romano Asturica, lo que da este título de longevidad. De planta cuadrangular, el lugar lo preside el Ayuntamiento, con una elegante fachada barroca.
Los martes esta se convierte en el punto de encuentro de los habitantes del lugar, que llevan celebrando desde la época medieval el mercado en este sitio. Cerrada por todos sus costados, también es un punto de encuentro social, gracias a las terrazas que hay alrededor.
Plaza Mayor de Soria
Piedra, sombra y lluvia. Soria posee una de las plazas mayores más literarias de Castilla León. No es tan solo que de ella escribieran Bécquer, Antonio Machado o Gerardo Diego. Es su semblante serio, silencioso y adusto, aseguran que muy parecido al carácter noble de estas gentes. La peatonal calle Collado concluye o empieza en ella, según se penetre en este rectángulo de sillería y cielo.
De su poder simbólico da cuenta la Casa del Común que se asoma a ella. O la armonía de la iglesia de Santa María la Mayor. O la altivez de la Torre de Doña Urraca. O la semblanza del Palacio de la Audiencia.
Plaza Mayor de Pedraza
Es modesta, está empedrada y dio sombra en ella un olmo que habría enamorado al autor de ‘Campos de Castilla’. La plaza Mayor de Pedraza, en Segovia, se conformó en la primera mitad del siglo XVI. Entonces la villa estaba tocada por las riquezas de la mesta y vivían en ella familias nobles y con caudales que edificaron sus casonas solariegas y labraron sus escudos en este solaz asimétrico y soleado. Sirvió de escenario de juegos y espectáculos taurinos. La plaza fue testigo también de lectura de sentencias y ajusticiamientos. Se alza sobre todo el caserío la iglesia de San Juan que exhibe un aroma tardorrománico propio de la comarca.
Plaza Mayor de Salamanca
No es solo una de las plazas mayores más bellas de España. Es una de las plazas públicas más encantadoras de Europa. Es la joya de la corona. Fue construida entre los años 1729 y 1756 bajo los alientos del barroco. Su creador fue Alberto Churriguera y mucho después el escritor Miguel de Unamuno, que era rector de la universidad de la ciudad y que acostumbraba a celebrar su tertulia en el café Novelty dijo que “era un cuadrilátero, irregular, pero asombrosamente armónico”. Hoy hay por cierto en una de las mesas de aquel café la escultura en bronce de don Gonzalo Torrente Ballester, obra del artista Fernando Mayoral.
Plaza de la Hispanidad de Medina del Campo
La plaza de la Hispanidad de Medina del Campo es la más grande de todo el país y, por consiguiente, una imprescindible en este ranking. En ella están representados los tres poderes tradicionales: la corona, la iglesia y el municipio. En un punto, la Colegiata de San Antolín, un enorme edificio en el que destaca la imponente torre que vigila el lugar.
Por otro lado, el Ayuntamiento, en representación del poder ejecutivo del municipio. Por último, está el Palacio Real Testamentario, donde la reina Isabel II firmó su testamento y falleció. Su extensión de más de 14.000 metros cuadrados hace de ella un espacio que dejará impresionados a sus visitantes.
Plaza de la Catedral de Zamora
El ligero y claro color marrón de la Catedral convierte al lugar en un sitio armónico y tranquilo para disfrutar de su belleza románica. Durante el verano es objeto de diferentes actividades culturales ajustadas a los gustos de cualquier persona.
La Catedral se empezó a construir en el año 1151 y no fue hasta el 1174 cuando se dio por finalizada. Por eso, tan solo por la historia que hay alrededor de esta obra arquitectónica merece la pena visitar este lugar, además de por su modesta belleza.
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