Accueil / Actualités / Cachelada leonesa, el humilde abrazo de la cocina de siempre

Cachelada leonesa, el humilde abrazo de la cocina de siempre

La cachelada leonesa es el plato humilde que resiste al paso del tiempo, que no pierde su esplendor guardando su receta desde los tiempos más antiguos, un sabor que sabe a hogar y a León.

En la amplia y deliciosa despensa gastronómica de León, dominada por nombres tan conocidos como la cecina, el cocido maragato o el botillo, existe un plato que rara vez acapara titulares.  Un palto que a pesar de no ser vistoso, y no tener un gran protagonismo de forma silenciosa ha ido sobreviviendo en silencio en las cocinas de la provincia. Se llama cachelada leonesa, y para quienes la conocen, es puro sabor a hogar y a pueblo.

Este gran plato es originario del Bierzo, y es ante todo, un ejemplo perfecto de cocina de aprovechamiento. Su receta no admite artificios y se cocina con patatas cocidas, ya sabes, los tradicionales cachelos, un par de chorizos de la tierra, sal, laurel y poco más. Todo ello se cuece junto pero a fuego lento, hasta que la patata se impregna del color y el aroma del embutido. El resultado es un plato sencillo, pero lleno de carácter y con mucha fuerza.

En la tradición campesina, la cachelada no solo alimentaba, también aprovechaba cada recurso. El caldo resultante del cocimiento no se tiraba, se convertía en la base de una sopa con verduras de temporada. Era una forma para con un único puchero, dar de comer a toda la familia en las frías jornadas de invierno.

El origen de la Cachelada leonesa

Se desconoce o al menos no hay consenso sobre cuándo comenzó a cocinarse, pero su origen está ligado al ciclo agrícola y ganadero. Las patatas, cultivadas en huertas familiares, y el chorizo, procedente de la matanza del cerdo, garantizaban que este plato pudiera prepararse durante buena parte del año. Y aunque el tiempo ha cambiado los ritmos de la vida rural, en muchas casas bercianas sigue apareciendo en la mesa cuando el frío aprieta.

La cachelada es un plato que reconforta y se sirve caliente con sus patatas, tiernas y jugosas que absorben el sabor del chorizo, mientras el ligero ahumado del embutido contrasta con la suavidad de la verdurita. No necesita más acompañamiento que un trozo de pan para rebañar el plato con un barquito que en muchos casos se convierte en un trasatlántico.

A pesar de la humildad de este delicioso plato o receta, la cachelada es un pedazo de historia culinaria leonesa que merece ser reivindicado. Representa una forma de cocinar muy sencilla y valora el producto de la tierra. Y, sobre todo, recuerda que en la cocina, como en la vida, no siempre hace falta complicarse para lograr algo memorable.

En un momento en el que la gastronomía busca constantemente innovar, rescatar platos como la cachelada es también un acto de identidad. Porque hablar de ella no es solo hablar de patatas y chorizo: es hablar de las manos que la han preparado generación tras generación, de las cocinas de leña y de un León que se saborea a fuego lento.

La entrada Cachelada leonesa, el humilde abrazo de la cocina de siempre se publicó primero en Noticias de León y provincia | Digital de León Noticias.